viernes, 15 de febrero de 2008

Y TU QUE TIPO DE PALOMO ERES




















LA FÁBULA DE LOS DOS PALOMOS NORMALES

Hoy os voy a contar la historia de dos palomos normales, sí, de esos con plumas y pico, pero no os los comáis de vista que lejos de ser unos “palomos” eran un par de tipos bien listos. A estos chicos les gustaba salir de fiesta y pegarse unas juergas impresionantes, le daban a todos los vicios estos palomos normales: alcohol, tabaco, sexo (bastante menos) y ni siquiera se privaban de la priva, sí, eran unos palomos cocainómanos, sí, habéis oído bien, no había noche en la que no picotearan en un pico de coca, en fin, unos palomos cocainómanos normales, eso sí.

Pero bueno al principio no era así...esta historia de la coca comenzó como empiezan todas las historias de la coca normales, un amigo les ofreció y claro los palomos se dijeron: “hay que probarlo, porque yo antes de morirme tengo que probarlo todo” (he de añadir que sólo faltaban dos semanas para que empezase la temporada de caza).

Que a lo que iba, que una rayeja no les iba a matar y viendo como se ponían el resto de la bandada, ellos no iban a ser menos, eso había que probarlo, así que se hicieron un par de rayas de coca normales y se las metieron, y todo fue bien. Eso sí, se las metieron por diversión, y es que por una vez en la vida, tampoco pasa nada. Pronto llegó la Navidad, y... como todo el mundo sabe, son unas fiestas muy bonitas y entrañables, y más si son Navidades Blancas, así que porqué no, era una ocasión especial por lo que los palomos se volvieron a meter coca por diversión, claro...es que la coca les hacía volar...pero bien. ¡Joder que palomos más normales!, qué bien se lo pasaron esa Navidad, pero con el tiempo los palomos fueron echando buche y haciéndose bien grandes y bien hermosos, unos bellísimos palomos normales, tan normales eran que de festividad en festividad fueron normalizando sus vuelos blancos y... joder, menos mal que los palomos no pueden estornudar, porque seguro que alguna vez si que habría salido nieve de sus picos.

Y paso el tiempo

y así siguieron

de pico en pico,

de pollo en pollo,

blancos por fuera,

blancos por dentro.

Sólo con un gesto,

todo para adentro.

En fin, lo normal pasó a ser

una vez al mes

y luego...

luego es que ni lo ves

y de una

pasas a dos y después a tres...

Eso sí, siempre por diversión, pasando a una vez por semana e inluso más...nunca había excepción.

Aunque ahora que lo pienso estoy contando la historia mal, ya que parece que los dos palomos no vivían nada más que para esnifar, y la verdad es que también fueron creciendo y madurando, se echaron unas palomas cada uno (por lo que se ve no gastaban pluma), encontraron trabajo: uno creo que llegó a ser humorista en la tele, se hacía llamar Palomino, el otro hizo un modulo de fresador en la FP y creo que montó una empresa de palometas para tornillos. Así que también fueron engordando económicamente. Eran bonitos, palomos normales que normalmente se cebaban a coca.

Pronto el meterse por diversión se transformó en meterse por necesidad, y es que aún les gustaba salir de farra...pero ya no era como antes, no era lo mismo sin ese saborcillo amargo que siempre se echaba de menos y se acababa buscando. El caso es que...

...el dinero no era problema,

pues eran palomos con suerte,

su plumaje blanco

hacía juego con sus billetes verdes.

Pero un día uno de ellos decidió dejarlo, se dio cuenta de que él no consumía droga, sino que era la droga quien consumía a ese palomo normal, de hecho le había consumido tanto que ya ni siquiera era un palomo normal, estaba por debajo, era un palomo SUBNORMAL, y ya sabéis que a diferentes niveles o clases, ya sean palomos o personas, la gente no se suele entender y poco a poco los amigos palomos se fueron distanciando. Es más, llegó un día en que el palomo subnormal rechazo un par de rayas normales de su buen amigo, había tocado fondo y dijo:-Esta ha sido la última vez que he volado contigo, ya no más, no nos volveremos a ver si te sigues metiendo-, la verdad es que sonó a ultimátum, o la droga o su amigo.

El palomo normal le respondió:-pichón no te pongas así de serio-.

A continuación el otro añadió:-mira palomo, probablemente soy el primero que te diga esto y que te obligue a tomar una determinación, pero seguramente, y aquí viene la gran verdad que te encontrarás después, es que no seré el último ni la ultima que te haga elegir”(¡qué cabron!).

Si buscáis el final de este cuento no lo encontrareis, ya que me encantan los finales abiertos, esos finales en los que no queda nada claro. Así uno se puede imaginar su propio final, el que más le guste o el que más le convenga... Es como participar en una historia a la que tú le pones la guinda. Y lo bueno de esto es que te hace pensar en la historia y preguntarte qué le habría pasado a ese par de palomos normales, aunque...¡eso sólo lo sabrás tú!

Bueno, este cuento no hace falta tomárselo muy en serio, pues es sólo un cuento, me quedo al margen de juicios y prejuicios... El ánimo con el que lo he escrito es sólo el de entretenerme y entreteneros, claro que si alguien se emparanoya o se siente aludido...

JUAN MANUEL GARCÍA PLASENCIA.

"palomo comprometido"

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